AGITACIÓN Y PROPAGANDA

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Me hice el propósito de no tocar la patata caliente de Educación para la Ciudadanía. Patata caliente por lo que de delicado tiene el tema, pues cada vez que pienso en él, me da la sensación de estar bordeando el filo de la navaja. Y es así porque, si bien ves la conveniencia de que la santa infancia sea educada en las más elementales normas de convivencia y respeto mutuo, no me es posible olvidar la delgada línea roja que separa educación de adoctrinamiento. Y sé lo que me digo, aunque sólo sea por tener el dudoso privilegio de ser más viejo que algunos de mis conmilitones en este negocio de la enseñanza. Y aunque no es mi deseo hacer comparaciones traídas por los pelos, no puedo dejar de acordarme de la pintoresca Formación del Espíritu Nacional, en la que se nos impartía un fascismo puro y duro de la mano de profesores nazifascistas educados para la ocasión en una estrafalaria Escuela de Mandos José Antonio (Primo de Rivera, claro). Esto me vacunó de por vida contra cualquier intento de manipular a la ciudadanía mediante la instrucción política, del mismo modo que la obligación de ir a misa a diario me vacunó de por vida contra la religión y sus fantasmas de sotana o alzacuello. Y así estaban las cosas. Hasta que apareció el vídeo de las Juventudes Socialistas arremetiendo contra los del cocodrilo gigante, y al Bobo Solemne afirmando que hechos como ese elevaban la altura del debate. Hasta ahí llegué. ¡Al infierno con la Educación para la Ciudadanía, por más que a algunos les solvente problemas de horario! Y es que siempre volvemos a lo mismo, al nivelito de los que sustentan el Régimen. ¿Han visto ustedes algo más zafio, chabacano y vulgar que ese vídeo? ¿Con ese montón de excrementos, vulgo mierda, pretenden conseguir más votos? ¿Por quién nos toman? ¿A quién se dirigen? ¿En tan poco nos tienen?.